De repente uno siente como esa necesidad de regresar a un
punto de la vida donde quedó algo importante, donde hubo algo o alguien que nos
hizo replantearnos todo, que sacudió con su presencia nuestra existencia.
Cuando me pasa eso siempre regreso a ti, a los momentos que pasamos juntos y
que se volvieron eternos. A veces cuando siento que he perdido el rumbo,
regreso casi por puro instinto a lo nuestro, a lo que de alguna forma nos unía.
Empiezo entonces a escuchar las mismas canciones que nos gustaban y empiezo a
sentir la necesidad de volver a los lugares donde nos vimos. Comienzo a ver
películas que nos gustan y recuerdo tus poemas o tus frases, o tus miradas.
Recuerdo tu mano sobre la mía o simplemente te recuerdo sentada a mi lado y
entonces siento como una tristeza de no tenerte a mi lado pero a la vez escapa
una sonrisa de mis labios cuando en fotografías miro algún momento gracioso que
vivimos.
Siempre
vuelvo a ti en algún momento, vuelvo a tu olor, a tu risa, a tus miradas, a tus
gestos, a nuestros bailes y a nuestras citas. Siempre vuelvo sabiendo que
aunque no estés, estarás para mí, quizás porque dijiste que siempre estarías. Y
así, mientras te rememoro, miro como te vuelves siempre un pasado bien presente
y un punto de mi vida que jamás olvidaré.