No sé si tu cuerpo sienta el roce de mis manos cuando acaricio el viento y pienso que eres tú. No sé si mi voz se la lleve el viento cuando éste golpea mi cara y pronuncio tu nombre, para que mi voz llegue hasta tu oído. No sé si sientas que miras con mis ojos cuando alzamos la vista y miramos la misma luna, las mismas estrellas, el mismo cielo. No sé si a lo lejos me pienses. No sé si pienses que estoy pensando en ti.

Yo de lejos siento el roce de tus manos cuando el viento golpea a mi cuerpo. De lejos escucho tu voz cuando me hablas a través de tu música. De lejos recuerdo tus ojos y con tus ojos me miro a tu lado. De lejos te extraño, de lejos te pienso. Y aunque no me veas ni te vea, sabré que estás aquí si te pienso. Y aunque no me veas ni te vea, sabrás que de lejos iré hasta ti, si tan sólo me piensas.

Me gustan tus ojos tristes
tétricos como ningunos,
tu caminar plácido y sincero
y a veces veloz como ave en vuelo.

Me gusta tu mirar oscuro
profundo como la noche,
pesado como un reproche
sincero como mi amor.

Adoro tu suave cabello

claro como la miel.
Adoro tu tersa piel
clara como el amanecer.

Adoro tu hermoso rostro
tu boca llena de pasión
y tus palabras llenas de candor.
Tu voz dulce y tierna
adoro de ti todo, amor.

Adoro tus suaves manos
que al tocarme me elevan al cielo.
Tus piernas que como anclas
se aferran fijamente a tu suelo.

Adoro cada parte de tu cuerpo
tus pies, tus manos, toda.
Te adoro hasta morir.
Adoro verte feliz.

Hoy quiero recordarte que aún te recuerdo. Hoy tu recuerdo vino a verme, a hacerme sentir, a dolerme, a hacerme reír e inevitablemente a llorar. Sigues aquí como algo inmortal, algo que ni la distancia, ni el tiempo, ni nada podrá borrar. Y es que cómo podría olvidarte, tú que fuiste quien más feliz me hizo y quien más triste me puso.

Te fuiste sin siquiera decir, sin que tus brazos me abrazaran por última vez, sin un último beso, sin un adiós, solo te fuiste. Pero nunca has desaparecido de aquí dentro, de mi corazón, de mis latidos. Nunca tu risa la he olvidado, nunca he perdido la esperanza de volver a apretar tu mano y jugar con tus dedos, nunca he olvidado tus besos, tus miradas, tus enojos.  Nunca hemos dejado de sonreír en los recuerdos que tengo de nosotros, nunca hemos dejado de mirarnos, de amarnos, nunca nos hemos separado en mi memoria; estamos juntos.

Quiero que sepas que fuiste lo más especial que ha existido para mí; nunca creí que fueras perfecta, pero siempre te amé así como eras y con todo y lo que no eras.  Siempre mis ojos te buscaban, siempre mi voz te llamaba, siempre mi corazón palpitaba segundo a segundo por ti. Nunca nadie me ha hecho llorar tanto como tú, ni nadie como tú me ha hecho reír. Fuiste, eres y serás especial para mí, única.

Te convertiste en algo esencial en mí y he dejado todo lo que soy en ti, que donde quiera que vayas te llevaras un poco de mí. Donde quiera que te encuentres, me encuentro. Y aquí aunque no estás, estás. Puede pasar el tiempo pero no pasará tu recuerdo, te extraño y me extraño a mí como era cuando estabas tú, nos extraño. Nunca te olvidare.

Hoy he comprendido que no te irás nunca, siempre formarás parte de mí. Nunca tu voz dejaré de escucharla, nunca tu aroma dejará de rondar por mi alma, nunca tus besos podré desprendérmelos de mi piel, nunca dejarás de dolerme, nunca. Pero hoy quiero seguir adelante sin ti, quiero enterrarte profundamente en el pasado, quiero que te quedes ahí sin que me pidas nunca de mi ayuda. Nunca me llames si quieres llamarme, nunca me busques si te acuerdas de mí. Hoy quiero que vuelvas, pero he entendido que debo seguir sin ti, hoy te digo hasta nunca.

Miro tu retrato y de repente algo ocurre en mí, y es que hay cosas que inevitablemente recuerdo.

Hay cosas aparentemente simples que me recuerdan a ti. Recuerdo tu sonrisa, los lugares en los que pasamos momentos incomparables y hay cosas que me torturan como el que ya no estés aquí.

Camino por la calle y veo puestos de comida que me evocan nuestras decisiones aleatorias de comer en lugares insospechables; sigo y miro a un tipo pidiendo limosna, sin piernas y su cuerpo todo sucio, un niño solo, y pienso lo injusta que es la vida de ése niño y recuerdo lo injusta de tu infancia, de nuestra infancia. Miro arriba y brilla un sol furioso, brillante y pienso en la luz de tu rostro cuando sonríes. Piso las pisadas que dejamos meses atrás, lugares que recorrimos y que ahora yo recorro sin nadie, mas que con una bolsa de comida, ésta vez solo para uno y tu ausencia. Me detengo un momento y finjo que espero algo, te espero donde te esperaba, pero sé que no llegarás.

Continúo caminando y escucho una canción que no dice tu nombre, pero sí dice lo que por ti sentía y siento. Intento recrear el sabor de tus labios, el olor de tu cabello, el palpitar de tu corazón, tu mirar triste. Y es que hay cosas que nunca olvido.

De repente te cruzas en mi camino, te miro y dejo de pensar en todo, ya no estoy triste sino que me siento feliz, aunque sé que nunca estarás junto a mí y es que hay cosas que no tienen explicación, como esta felicidad que me produce este sufrimiento.