Este es
tu poema, este en el que no me tengo que inventar una musa, en el que no tengo
que intensificar la realidad o distorsionar eventos pasados o presentes, en el
que no tengo que hacer sueños postizos. Este, en que no tengo que escoger si mi
musa tendrá ojos color ensueño, azules, verdes, marrones o negros; este en el
que no necesito pensar mucho para escribir lo que no siento. Este, en el que
todo es tan real como tú. Amor mío, este
es tu poema.
Añoro
verte de nuevo y contemplar tus ojos tan profundos y oscuros como la noche,
deseo perderme en ellos, memorizarlos, entender todo lo que me dicen,
descifrarlos. Quiero que mires mis ojos y que comprendas que han decidido
mirarte por siempre, desearte, aferrarse a tu imagen, amarte. Deseo tocar nuevamente tus manos, que sin
imaginarlo se adueñaron de mi alma con aquel sutil toque. Quiero apretar fuerte
tus manos, entrelazar nuestros dedos y que juntas bailen esa danza que solo las
manos de quienes se quieren saben bailar, quiero conocer cada detalle de ellas,
quiero saber bien cómo son aquellas manos en que he decidido colocar mis sueños
y mi corazón, esas manos en que he confiado no despedazarán mis anhelos. Quiero
sostener las manos que me sostendrán toda mi vida.
Espero abrazarte de nuevo y que
tu fragancia me embriague. Quiero rodear con mis brazos tu sutil cuerpo y que
distingan tu breve cintura. Quiero abrazarte y desentendernos del reloj, que el
mundo siga su curso y nosotros detenernos en una burbuja del tiempo. Quiero
tenerte en mis brazos y tenerte en ellos con la vehemencia con las que se
abrazan los sueños cuando se consiguen, pero también con la delicadeza con que
se cuida aquello que se ama. Abrazarte con el equilibrio de amarte con locura y
sapiencia. Quiero volver a oír tu dulce voz, escuchar cada pequeña cosa que
quieras decirme, conocer tus sueños y tus anhelos, tus cicatrices y tus miedos,
tus gustos y aversiones, todo detalle que creas insignificante, lo quiero todo,
quiero conocer bien lo que amo. Quiero que me hables y me hables y nunca
cansarme de escucharte, quiero reconocer bien la voz que quiero que me llame
toda mi vida.
Anhelo verte y abrazarte,
escucharte, olerte; probar el incógnito sabor de tus labios y encadenarme a tu
alma. Quiero mirarte mientras duermes, mientras caminas, mientras sonríes,
mientras hablas, quiero aprenderme bien la melodía de tu risa y causarla.
Quiero llevarte a tus lugares favoritos y mostrarte los míos. Quiero que
conozcas cada ápice de mí. Quiero contarte y repetirte lo mucho que te has
convertido para mí. Quiero decirte que te amo, ser una hoja en blanco y que
juntos escribamos nuevas historias. Así que amor mío, sostén fuerte mi mano, te
ofrezco mi vida. Acompáñame, y hagamos de nuestra historia un poema, nuestro
poema.