Eso que tuviste fue lo mejor de mí. Esos besos entregaron
toda mi pasión, en esos abrazos te recordé lo mucho que te quería, y nunca dudé
en recordarte lo mucho que te amo. Mi tiempo fue lo mejor que pude darte, mi
ternura, una muestra de mi amor. Saqué las reservas de ternura que tenía guardadas
y las puse a tus pies, te entregué mis sueños y mis caricias, mis secretos y
mis letras. Te amé sin dudar y sin dejar de hacerlo un día, te lloré y te reí,
me deshice por ti. Puse mis ilusiones en tus manos y mis sueños a tus pies. Mis
ojos solo pudieron mirarte a ti de esta manera y mis manos acariciaron la idea
de un futuro a tu lado. Te entregué el corazón por completo, me arriesgué en
todo por ti. Eso que tuviste fue lo mejor de mí, aunque te parezca poco.
Te amo,
pero hoy me rindo. No porque quiera hacerlo, sino porque no hay nada que me ate
a ti. Me rindo, porque supiste acabar con la autoestima que me había costado
años construir, porque supiste señalar precisamente mis defectos y volver a
hacerme sentir inseguro, porque me recordaste cada día lo poco que puedo ser y
porque supiste repetirme que para ti no soy suficiente. Me rindo, porque nunca
luchaste por mí y nunca me pediste que me quedara, porque tu corazón no es mío
y tu mente está en otra parte. Me rindo, porque ya no tengo fuerzas para luchar
y en las migajas de tu amor ya no encuentro la cura a mis heridas que has
abierto. Me rindo aunque te quiera, me rindo aunque me quede sin nada, me rindo
porque es lo que quieres. Me rindo porque no puedo motivarte a amarme, me rindo
porque así serás feliz.