A primera vista.

By Blessing. - febrero 27, 2015

                El reloj marcaba las 12:30 de la tarde, la gente entraba y salía copiosamente de aquel restaurante. Los autos avanzaban raudos por la calle afuera y la gente avanzaba como estampida por la acera. Mientras tanto, yo esperaba mi orden con paciencia mirando todo aquel bullicio. Y entre toda aquella gente que entraba y salía de aquel lugar, entrabas tú. Eras distinta a todo lo que había visto antes, eras especial, eras lo que tanto tiempo había esperado. En cuanto te vi lo supe y no pude resistir mirarte, tú eras a quien quería entregar mi corazón. No sabía nada de ti pero eso no importaba, mi corazón te quería y esta vez mi mente no se interponía a ese sentimiento. Mi corazón estuvo dispuesto a entregarse por completo, quedarse desnudo confiando en que tú no le harías daño. El amor venció al temor y no tenía ninguna duda, ningún miedo a entregarme por completo. Estaba dispuesto a saltar al vacío confiado en que al caer tú me atraparías.

                Te vi y supe que eras la elegida. Estuve puntual allí, en aquel lugar que se hizo especial porque estabas tú. No se trataba de una alineación cósmica lo que nos había unido, no se trataba de que nos hubiera unido el destino, simplemente tú habías decidido ir a aquel lugar y yo había decidido hacer lo mismo al mismo tiempo, era una bella causalidad.

                Te observé a lo lejos, te estudié, te aceché. Quería estar seguro de no arruinar aquel momento.  Te convertiste en lo que tanto esperé, pero yo sólo era una persona más. Así que a partir de ese momento, mi objetivo era convertirme en alguien especial en tu vida, tan especial como tú rápidamente te volviste en la mía.

                Tú parecías estar en otro mundo más tranquilo y plácidamente mirabas por la ventana de aquel lugar el movimiento que había afuera. Me acerqué tratando de simular calma, pero me sentía inmensamente nervioso, las manos me sudaban y las ideas de mi mente se tornaban confusas. Me detuve un momento, respiré hondo y continué avanzando. Puse suavemente mi mano en la mesa donde estabas y lentamente volteaste a verme. Me miraste con sorpresa y me quedé un par de segundos mirando tus lindos ojos color de ensueño. Tras lo cual dije con seguridad:


Hola.


  • Compartir:

Quizás también te guste

0 comentarios